martes, 30 de noviembre de 2010

Y la burra dando coces


Me ha comentado un pajarito de que por el pueblo, uno de sus moradores, ha hecho comentarios despectivos acerca de que si yo había colgado en Internet noticias de que en Nódalo en estos meses de invierno hay poca gente, como si eso fuera algo nuevo, como si no fuera de dominio público. Ahora resulta que estoy contando intimidades. Sería más real que relatara que el otro día para recorrer los tres kilómetros que hay desde la Venta a la Senda tardé hora y media por la caravana con la que me encontré y claro todos iban para el pueblo.

Sabemos que desgraciadamente no es un problema único de Nódalo, es el mismo problema que tiene Nafría, Fuentelaldea, Fuentelarbol, La Mallona, La Cuenca o cualquier otro de los muchos que están diseminados por la geografía soriana.


Sólo faltaría que se me haga responsable de lo que pudiera pasar porque en el pueblo no haya tanta gente como en el verano. Y lo peor y lo que más me molesta es que el que critica siempre es el mismo.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Triste y solo....


Me han contado que el frío invierno está haciedo mella en los valientes pobladores de Nódalo.


El Félix y la Julia ya están pasando el invierno en Soria, la Herminia y marido, después de una semana por allí ya se han marchado para Zaragoza, la Ana y el Vitor, también se van, que se ha quedado mi primo sin tabaco, y el Juanito para Madrid.


Total, que si echo cuentas ya no quedan más que el Martín y el Damián y la Charo, y estos andan yendo y viniendo a Madrid.


Si buscas tranquilidad de la de vedad, ya sabes....

jueves, 4 de noviembre de 2010

Barbacana


El pasado fin de semana estuve por Nódalo. Parece que llevé el agua. Algarazo va, algarazo viene. Después de coger unas setillas entramos en el pueblo. Algunos coches dejaban rastro de vida. Los pocos que pernoctaban estaban a la lumbre. Poco se podía hacer, si te metías al huerto acababas con medio metro de barro.

Decidí dar un paseíto, subí por la calle estrecha sin ver a nadie. Por el carasol se estaba mejor, protegido del airote. Allá al fondo se veía el chopo del nido de la cigueña, que por cierto yo jamás lo he conocido como tal, resistiéndose a que sus hojas cambiaran del todo el tono de su color, todavía el verde era el más predominante. Subí, dejando el casillo del toro, a la cruz de la Aurela. Los perros del Félix no dejaban de ladrar. Divisé desde la puerta del cementerio todas las tumbas limpitas, aseadas y con flores artificiales, barruntando que el día de Todos los Santos estaba próximo. Continué con idea de bajar por la izquierda a Peñaredonda y como novedad veo que han colocado una barandilla que protege un caminillo que conduce a lo que sería el ábside de la iglesia, si lo tuviera. Han hecho una barbacana, mi madre dice que antes al mirador se le llamaba así, lo he buscado en el diccionario y barbacana es una estructura defensiva medieval que servía como soporte al muro de contorno o cualquier torre o fortificación. Veo que la cosa iba bien tirada. Me comentan que desde esta posición se llega a divisar cada tarde al atardecer a una pareja de corzos que salen a comer a las tierras lindantes con el monte, allá en la vega de arriba.

Antes de marchar veo al Martín que iba a tirar la basura al container, por fin rastros de vida humana.

Ya en el coche decido salir por la Senda y paramos a saludar a mis primos el Vítor y la Ana, se estaba de maravilla en el comedor, han puesto una estufa que es una maravilla. Me comentaron que ya casi eran las seis y que pronto subirían unos cuantos a echar una partida, se ve que se juntan cada tarde para echar una timba, debe de ser barata porque no se juegan ni los años.
En esto llegan el Damián y la Charo que venían de Madrid. En un periquete nos hemos juntado unos cuantos, ahora si que parecemos multitud.


Y sin más para Soria a preparar un revueltillo de setas con ajillos que están de maravilla,