
Si hay algo que me encanta son las setas de cardo. Con unos ajitos y un huevo, se prepara un revuelto que te quita el hipo.
Eso de darte una vuelta por el campo con la cestilla de mimbre en el brazo y la navajilla, ya de por sí es suficiente excusa para pasar un buen día por el pueblo.
Este año, en el que parece que el invierno se ha declarado en huelga, permite que todavía se puedan encontrar. A ver si hay suerte, no hiela mucho y me dejan alguna para el puente de la Constitución. Será difícil porque entre los del pueblo y los foráneos seguro que lo tienen todo más que trillado.

No sigo que luego me critican y dicen que con la publicidad viene más gente a buscarlas.
Nos vemos.