martes, 20 de octubre de 2009

Cazadores



Fui cazador, cazador sin perro. Andabas y andabas y cuando menos esperabas, cuando ya cansado encontrabas un mojón para descansar un ratillo y echar un bocado, de entre los pies salía una liebre y como no estabas preparado, a críar.
Lo dejé, no por no tener perro, ya que me encanta caminar por nuestros cerros, y tampoco me importaba mucho si cobraba una liebre o no, lo dejé porque tenía la sensación de que estaba manteniendo el coto de Nódalo para que otros se llevarán la caza. Cuando venía a cazar las perdices estaban ya tan tiroteadas que ya eran capaces de regatear y esquivar los perdigones y de las liebres, ni te cuento.

Os dejo con otra reliquia, esa foto en la que podemos ver de izquierda a derecha al tio Leopoldo, Fortu con su escopeta, Emilio, un chaval, el tio Pablo , Jaime y Fernando, hijos del tio Leopoldo con Félix. Ah, y el que está en el suelo, el "jabalín".

Eran tiempos en los que abundaba la caza y raro era el día en el que no volvían a casa con unas cuantas liebres.

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